domingo, 22 de abril de 2012

Pienso, luego existo


Cogito Ergo Sum – Pienso, luego existo
René Descartes

La existencia. La potente palabra que nos lleva a cuestionarnos hasta nuestros más fuertes pensamientos y cimientos. Todas las personas, en algún momento de nuestras vidas, nos hemos cuestionado nuestra existencia. ¿Cómo sé realmente que yo existo y no soy producto de la imaginación de alguien más?                                                                                                 
                                                                                                                           
De acuerdo a René Descartes en su famoso “Discurso del método” el cual posteriormente se convirtió en el elemento fundamental del racionalismo occidental, reflexiona acerca de su existencia. Manifiesta que no nos podemos dejar llevar por nuestros sentidos y menos confiar en ellos, ya que muchas veces nos van a dirigir a deducciones erróneas. Todos los pensamientos que se nos presentan estando despiertos, también podrían ocurrírsenos estando durmiendo, entonces no tengo cómo saber si mis pensamientos son verdaderos o no. Pero lo que sí se puede inferir es que al ser el ente inconmovible, puedo soñar todo lo que veo pero aun así yo existo. En consecuencia, el pensamiento sale de un punto llamado yo.                                                                                                                       

Así entonces, el “yo pienso, luego existo” ha sido básico para el avance del pensar racional a partir del siglo XVII. La duda llega al límite de dudar de mí mismo. Si yo dudo de mí mismo, ¿por qué no puedo dudar de los demás? Y esta es la consecuencia y el desarrollo del pensamiento de Descartes, dudar de todo con la finalidad de encontrar la verdad. Nada hay que, aquello que veo sea verdadero, pero si aquello que veo claro, es verdad. Puedo ver algo claro y distintivo cuando está fuera de duda.          
                                                                                      
Por otra parte, nuestro ego es principalmente inconsciente, por lo que la existencia del yo acontece incluso antes del pensar del yo. Somos, según Descartes, una sustancia cuya esencia y naturaleza toda es pensar, y no necesitamos ni dependemos de algo material. Analizó la relación entre mente y cuerpo: Mas si nuestra alma fuera enteramente diferente del cuerpo, ésta no dejaría de ser lo que es.                
                                                                   
Somos lo que somos debido a que pensamos. Por lo tanto hacemos “existir” las cosas de nuestro alrededor debido a que pensamos en ellas. En una isla desierta se cae un coco de un palmera, nadie nunca lo vio, ni escuchó, es como si nunca hubiera ocurrido por lo que no existe hasta que lo cuento, te lo imaginas, y piensas en ese coco. Somos creadores y, a la vez, creaciones mentales de la mente infinita, y al pensar tenemos una única certeza inamovible: Existir

Nunca dejamos de pensar, ya que el día que paremos, no existiremos. Después de todo, “Pienso, luego existo” es sólo otro intento del hombre para explicarse a sí mismo.                                                                                      

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